jueves, 17 de marzo de 2011

Miedo a la libertad

Anoche descubrí mi miedo a la libertad, o más bien me lo hicieron ver. No creo que sea un miedo que únicamente me ocupe a mi. La libertad es a lo que aspira cada hombre en esta tierra, la gran lucha épica de los individuos que se pintan la cara como William Wallace. Pero no, eso no es real; nos da miedo. Me da miedo. Miedo a tomar mis propias riendas, a tomar decisiones y ser responsable de mis equivocaciones, a perder el control y a emborracharme con todo lo que me rodea. ¿Sentido común? No, simple temor. Por eso siempre busco algo o alguien que me dirija. Una pasión. Pero ahora mismo, ya no quiero más.

domingo, 13 de marzo de 2011

Censura. Revolución en Islandia.

Lo primero es adjuntar este link. Es un artículo cortito y bastante completo que he encontrado en JivaBlog. Aqui se explica el proceso de revolución pacífica que lleva teniendo a cabo desde el 2008.

http://www.jivablog.com/11-03-2011/los-ciudadanos-de-islandia-dan-una-leccion-al-mundo.html

¿Cómo es posible que no hayamos tenido noticias en los medios acerca de este hecho en un país europeo? Los medios sacan a Libia, a Egipto y a diversos países árabes intentando dar una lección de periodismo; han luchado por meterse entre las fronteras e informar. FALSO. Nos hablan de estos países árabes porque están lejos, no influyen ni inspiran nuestras propias revoluciones, pero si invitan al miedo, y el miedo, queridos amigos, invita al consumo. Nos suben el petróleo y así lo justifican, y nos suben el precio de los productos, y muy lejos de dejar de comprar, compramos más por el miedo a que siga subiendo.

En Islandia han conseguido cambios reales. Han disuelto el gobierno, y sometido a referéndum leyes. Han nacionalizado los principales bancos y han convocado elecciones. Han juzgado y encarcelado a los responsables de su crisis. Un ejemplo real, cercano y pacífico de pueblo soberano.

La información en los medios apesta y si no está controlada por ciertas lineas editoriales, lo está por los anunciantes que pagan la publicidad que aparece en ellos y de esta forma los da de comer. Indignación de una futura profesional.

sábado, 12 de marzo de 2011

Experiencia de viernes noche.

Ayer fui a ver Torrente4 en 3D. Los vergonzosos motivos ya los contaré en otro post, pero el caso es que fui. Llegué, y me gasté 7,5€ en el cine, más 2,5€ por ser 3D, más 1€ por las gafas de Avatar. Si, aunque valgan para ver otras películas, siempre serán conocidas y reconocidas por ser las gafas de Avatar. El cine estaba llenísimo. Nunca había visto la sala tan llena. No voy a entrar en valorar la película; aunque me sangraron los ojos repetidas veces, no deja de ser eso, una película. Lo que de verdad me inquietó fue como la gente te reía continuamente con gracias sexistas, homófobas, racistas, referentes a la ignorancia o al ridículo de los personajes, algunas llegando a molestarme profundamente. Sentí vergüenza. No era un sólo tipo de público, se reían las mujeres, los hombres, mayores y pequeños. Así vamos. Y Fin.

sábado, 5 de marzo de 2011

Destruir para después resurgir.

Por si no tenía suficientes tareas y ocupaciones en mi vida se me ha ocurrido montar un estudio. Supone desmontar muebles y hacerme un hueco, limpiar y pintar, comprar y montar. A esto se le suma la inquietud que me mueve ante un nuevo proyecto que me impide acostarme; siempre se me ocurre algo más que hacer antes de irme a la cama y un pasito más que dar. La ilusión por y de los nuevos proyectos llena el espíritu y mejora el cutis. Que no nos falte jamás trabajo.

martes, 1 de marzo de 2011

Mañana. O pasado.

El camino por Madrid se hace largo. A mucha velocidad, el aire frío hiere las manos y la cara. El dolor físico calma las heridas emocionales. La noche en la capital muestra la belleza de la combinación de todas sus luces, para ocultar el terror que producen sus sombras. Al llegar frente al portal, Ella se quita el casco y saca el bolígrafo que sostiene su cabello para devolvérselo al policía.
La chica de pelo revuelto no pudo evitar morderse el labio.

El policía se quedo observando su silueta entrar en el portal, meter la llave, girarla, abrir la enorme puerta de cristal y desaparecer escaleras arriba de una manera tan liviana. Agarró fuertemente el manillar de la moto, para impedirse correr tras ella. Se le iría de las manos. Arranca la moto y se va de aquel lugar dejando una estela de polvo y ruido, un ruido que en la noche madrileña no destacaba demasiado.