domingo, 22 de mayo de 2011

¿Quién no tiene derecho a voto?

Acaban de cerrar las urnas de los colegios electorales de estas elecciones autonómicas y municipales. Desde el domingo pasado que surgió el movimiento #15m he tenido mucho tiempo para ilusionarme. Como el resultado de las elecciones es bastante previsible sólo me apetece apagar el televisor y autoconvencerme de que aquí no acaba nada y de que un cambio en este país, y en esta sociedad, es posible.

He pagado parte de mi frustración con el presidente de la mesa electoral, que se ha empeñado en tocar el sobre contenedor de mi voto para comprobar "que no metiera dos o tres sobres en la urna". He querido ejercer mi nuevo derecho, bastante razonable, de que la única persona que lo toca aquí, soy yo. Después de mostrarle el sobre desde todas las perspectivas visuales y convencerlo de mis propósitos de no ceder, chantajeando con el obstáculo de la fila de votantes, ha cedido. La única victoria de la que haga hoy alarde.

A todo esto me ha venido algo a la cabeza, ¿Quién es la excepción del sufragio universal?. He encontrado dos tipos de casos:

¿Los presos? No, la gente de las cárceles vota por correo desde que la pena accesoria de pérdida del derecho de sufragio se suprimió en 1996.

¿Y qué pasa con las personas que tienen una deficiencia psíquica? A nivel legal, según la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, ratificada por España en 2007, se establece que estas personas tienen el mismo derecho a votar que el resto de ciudadanos.

El problema radica en otra parte, y es que en ambos casos los jueces los incapacitan, de forma automática y sin valorar cada caso, para el sufragio. Sólo es otro fallo del sistema, otro de muchos.

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